Desde que vi que el jersey no iba a poder terminarlo a tiempo, rescaté todo lo que tenía hasta ahora: notas, dibujos, investigaciones… Y volví a darle vueltas de nuevo y de repente, un colorwork se convirtió en una trenza. Y esa trenza, se convirtió en una capota. Una capota fácil de hacer, resultona y con un diseño atemporal que queda bien a todo el mundo. Está inspirada en los gorros que se llevaban en los años 30 y 40 para ocultar el pelo en los días en los que no estaba visible.

Al principio sólo iba a tener dos tallas, pero la gente me insistió es que sería perfecto para bebés. Y me tiré a la piscina. Al final el patrón tiene 10 tallas, desde bebé hasta adulto.

El sólido lo enfoque de dos modos: tanto en el color como en el concepto de solidez.  Quería que la solidez permaneciera más allá de la lana, porque si coges otro tipo de lana, ese concepto se pierde. Por lo que opté por diseñar una estructura sin calados y con cuerpo.

El fauno está representado en la trenza más ancha de todas. En concreto me fijé en los cuernos de los faunos, que se representan como los cuernos de las cabras, que tienen un crecimiento en espiral.

El relámpago hace líneas de luz en zigzag en muchas ocasiones, y expresé con las trenzas pequeñas el recorrido que hace el relámpago antes de tocar el suelo.

Para conocer más de este patrón, visita esta entrada.

Un saludo enorme y recuerda,

Teje y sé feliz

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